De los directores de la serie de Marvel M.O.D.O.K, llega el cómic SUPERVILLANOS, publicado en Estados Unidos por la prestigiosa editorial Darkhorse. Una obra con guion de Patton Oswalt y Jordan Blum y dibujada por el artista Scott Hepburn en la que los autores crean un drama gráfico sobre superhéroes y villanos que nos traslada al último suspiro de los coloridos e inocentes días de la Edad de Plata y Bronce antes de ser arrastrados a la era moderna. La vida es dura para un supervillano. No nos referimos a los grandes genios que maquinan para conquistar el mundo, los artífices del caos o los archienemigos No. Hablamos de los pequeños criminales profesionales. Los que se ponen un disfraz para asaltar una joyería y acaban atados a un poste telefónico para que les detenga la policía, mientras el héroe se enfrenta a su némesis. Son tiempos difíciles para los ladrones disfrazados y están a punto de empeorar. El psicópata conocido como Monigote ha hecho lo impensable. Ha asesinado de una manera horrible a Niño Noche, el joven ayudante de IMSOMNIO, el mayor héroe de Ciudad Crepúsculo. El resto de superhéroes han convertido la ciudad en un estado policial al lanzarse a una carrera desesperada para capturar a Monigote, e impedir que INSOMNIO cruce la línea de la que ningún superhéroe ha regresado jamás. Los curritos del crimen enmascarado se encuentran atrapados en medio. Villanos de poca monta que ya no pueden trabajar o salir a la calle sin que les interroguen o les crujan las costillas. Con la recompensa por la cabeza de Monigote alcanzando cifras estratosféricas, Juguetera una antigua villana, decide formar un equipo de descontentos para acabar con Monigote y matarlo, pues muerto el perro se acabó la rabia . Empezará un oscuro viaje por los bajos fondos criminales de los que tanto se ha esforzado por escapar. En la línea de Sin City, Watchmen y The Boys, esta aventura noir de supervillanos, se centra en un tipo de criminal de clase baja, similar a las películas más pulp de los hermanos Coen, haciéndoles vivir en un mundo de superhéroes de increíble poder.

Antes de cumplir veinte años, Matteo le confesó a su padre que era homosexual y se fue sin echar la vista atrás. Ni siquiera llegó a decirle que estaba enamorado. Se limitó a cortar lazos y puso trescientos kilómetros de por medio. En Milán vivió su romance con Massimo, quien le enseñó a no sentir vergüenza, amplió sus miras sobre algunas cosas y tres años después... decidió cortar la relación. Ahora, de vuelta al pueblo e instalado en casa de su abuela con sus tías y su prima Sara, Matteo se regodea en su falta de determinación y se pregunta si tal vez lo que hizo entonces no fue otra cosa que huir de un problema. Si quizá no tuvo en cuenta que en la vida todos viajamos a velocidades diferentes. Si puede que todavía haya algo importante por resolver.

Mia está a punto de cumplir treinta. Vive con su pareja en un piso compartido con otras cinco o seis personas que piensan que lavar los platos y comprar papel higiénico es opcional. Hace siglos que sale con Manu, y lo más excitante que han hecho en los últimos meses ha sido ver Juego de tronos. Lleva tiempo haciendo todo tipo de trabajos inestables y ya no recuerda cuándo dejó de aspirar a algo más que a un simple ganarse la vida . He aquí la trampa, pensar que hay tierra firme allá donde la precariedad se ha vuelto norma. Desencantada del sueño de una existencia plena, Mia debe escribir, sin ideales, sin guion, el capítulo de su propia vida que requiere mayor esfuerzo.